Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un https://hannacxbi944658.designertoblog.com/69673099/la-explicación-oficial-del-cabezazo-de-zidane